En este texto ella nos habla del discurso
peligroso que existe actualmente: los alumnos deben de llegar a la escuela
educados para que esta pueda enseñarles. Los profesores ante esto esperan a
alumnos/as inexistentes.
La autora del texto comenta que
un profesor de matemáticas afirmaba que el problema de la Educación Secundaria
Obligatoria, era que la sociedad había evolucionado y sufrido cambios sociales,
económicos y tecnológicos, por lo que ya no es la que era hace unos años, para
ello lo explica con una metáfora en la que el profesor que es el conductor de
un autobús que debe llevar a los usuarios/as (alumnado) hacia una dirección, el
problema está en que en nuestra educación actual el conductor seguía
conduciendo de la misma forma a pesar de haber distintas direcciones y
diferentes tipos de usuarios/as, por lo que nada se había transformado a pesar
de los cambios existentes.
Es cierto que a día de hoy
hemos evolucionado muchísimo en todos los campos, pero en el de la educación en
la mayoría de las veces se siguen llevando a cabo las mismas técnicas
“arcaicas”, pienso que los maestros/as se deberían de adaptar a nuestras
necesidades y renovarse para poder conducirnos adecuadamente por el sendero
correcto.
Siguiendo con el texto…
La autora también dice, que tanto los profesores como
los alumnos estamos esperando a alguien que nunca va a llegar. Juana M. Sancho
Gil, asemeja el profesorado con la obra Esperando a Godot, en la que
Vladimir y Estragón esperan a Godot, que no existe. La escuela parece que no
entiende a los estudiantes y sigue esperando “a los otros”.
El
problema, dice la autora, somos nosotros mismos que hemos pasado de una
sociedad sólida en la que la clave del éxito era aprender a leer, escribir y
responder bien al examen a a una sociedad liquida, donde las condiciones de la
acción y las estrategias diseñadas para responder a ellas envejecen con
rapidez. Frente a esto la autora de este texto propone reconstruirse y
repensarse para convertir ese “problema” en una oportunidad para romper con el
círculo vicioso al que nos lleva no reconocer a quien tenemos delante.
Como ya he dicho anteriormente,
la educación necesita ser renovada.
Cuando la autora dice
“Aprovechar el conocimiento actual, no para repetirlo como un loro si no para
provocarnos y provocar a los estudiantes, haciéndoles cuestionarse a ellos y a
nosotros, sería la mejor forma de dejar de esperar a Godot”, me parece un gran
consejo y una gran realidad, ya que averiguando qué quieren ambos (alumnado y
profesorado), qué expectativas tienen, qué les interesa, qué quieren en la
vida, qué se puede hacer por los demás… de esta forma se conocerán y conocerán
lo qué quieren en su vida.
Un estudio realizado
recientemente por Úrsula Casanova “¡Si se puede!” demuestra que un grupo
de profesionales comprometidos con su trabajo conocedores de la complejidad de
la educación de hoy en día, están preparados para “escuchar, mirar, intentar
entender, no juzgar y aceptar tal y como son sus estudiantes”.
El título de la obra es muy
positivo, creo que lanza un mensaje esperanzador a todos los docentes,
alumnado, padres y madres, este título define perfectamente lo que necesitan
los alumnos/as; profesores que sepan
escucharles de corazón, estar pendientes
de sus necesidades y de lo que les interesa aprender, que sean aceptados con todos sus defectos y
virtudes sin ser juzgados… posiblemente si un maestro/a reúne todas estas
cualidades será un profesional que se adaptará a la complejidad del sistema
educativo haciendo lo complejo fácil, divertido y dinámico
No hay comentarios:
Publicar un comentario