martes, 5 de junio de 2012

"Esperando a los otros" de de Juana M. Sancho Gil.

Me ha parecido interesante el contenido de este texto para mi categoría es por ello que quiero compartirlo: http://biblioteca.magisteriolalinea.com/opac_css/index.php?lvl=notice_display&id=17053

En  este texto ella nos habla del discurso peligroso que existe actualmente: los alumnos deben de llegar a la escuela educados para que esta pueda enseñarles. Los profesores ante esto esperan a alumnos/as inexistentes.
La autora del texto comenta que un profesor de matemáticas afirmaba que el problema de la Educación Secundaria Obligatoria, era que la sociedad había evolucionado y sufrido cambios sociales, económicos y tecnológicos, por lo que ya no es la que era hace unos años, para ello lo explica con una metáfora en la que el profesor que es el conductor de un autobús que debe llevar a los usuarios/as (alumnado) hacia una dirección, el problema está en que en nuestra educación actual el conductor seguía conduciendo de la misma forma a pesar de haber distintas direcciones y diferentes tipos de usuarios/as, por lo que nada se había transformado a pesar de los cambios existentes.
Es cierto que a día de hoy hemos evolucionado muchísimo en todos los campos, pero en el de la educación en la mayoría de las veces se siguen llevando a cabo las mismas técnicas “arcaicas”, pienso que los maestros/as se deberían de adaptar a nuestras necesidades y renovarse para poder conducirnos adecuadamente por el sendero correcto.
Siguiendo con el texto…
La autora también dice, que tanto los profesores como los alumnos estamos esperando a alguien que nunca va a llegar. Juana M. Sancho Gil, asemeja el profesorado con la obra Esperando a Godot, en la que Vladimir y Estragón esperan a Godot, que no existe. La escuela parece que no entiende a los estudiantes y sigue esperando “a los otros”. 



El problema, dice la autora, somos nosotros mismos que hemos pasado de una sociedad sólida en la que la clave del éxito era aprender a leer, escribir y responder bien al examen a a una sociedad liquida, donde las condiciones de la acción y las estrategias diseñadas para responder a ellas envejecen con rapidez. Frente a esto la autora de este texto propone reconstruirse y repensarse para convertir ese “problema” en una oportunidad para romper con el círculo vicioso al que nos lleva no reconocer a quien tenemos delante.
Como ya he dicho anteriormente, la educación necesita ser renovada.
Cuando la autora dice “Aprovechar el conocimiento actual, no para repetirlo como un loro si no para provocarnos y provocar a los estudiantes, haciéndoles cuestionarse a ellos y a nosotros, sería la mejor forma de dejar de esperar a Godot”, me parece un gran consejo y una gran realidad, ya que averiguando qué quieren ambos (alumnado y profesorado), qué expectativas tienen, qué les interesa, qué quieren en la vida, qué se puede hacer por los demás… de esta forma se conocerán y conocerán lo qué quieren en su vida.
Un estudio realizado recientemente por Úrsula Casanova “¡Si se puede!” demuestra que un grupo de profesionales comprometidos con su trabajo conocedores de la complejidad de la educación de hoy en día, están preparados para “escuchar, mirar, intentar entender, no juzgar y aceptar tal y como son sus estudiantes”.
El título de la obra es muy positivo, creo que lanza un mensaje esperanzador a todos los docentes, alumnado, padres y madres, este título define perfectamente lo que necesitan los alumnos/as;  profesores que sepan escucharles de corazón,  estar pendientes de sus necesidades y de lo que les interesa aprender,  que sean aceptados con todos sus defectos y virtudes sin ser juzgados… posiblemente si un maestro/a reúne todas estas cualidades será un profesional que se adaptará a la complejidad del sistema educativo haciendo lo complejo fácil, divertido y dinámico

 A pesar de haber tantos estudios e información acerca de lo que posiblemente falla en el sistema educativo se siguen cometiendo los mismos fallos, los docentes esperan a unos alumnos que no le den problemas, que sean avispados a los que catalogan como niños/as educados que prestan atención, y que les interesa estudiar y formarse, sin embargo el resto de alumnos/as que tienen dificultades de aprendizaje o tienen notas bajas son calificados como alumnos/as “distraídos”, “desmotivados”, “maleducados” y “desinteresados por su formación”… esto es una realidad, que persiste en nuestros días y que hace que los niños/as vean frustrados todos sus propósitos. Hay que aceptar y comprender a todos los niños y niñas, puesto que todo el mundo tiene los mismos derechos y como es el caso, el derecho a una educación, a la información, a la libertad de pensamiento, a la vida…

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